NUEVAS CONCEPCIONES PARA ABORDAR LA PLANEACIÓN METROPOLITANA.


M. Arq. Alfredo Ambriz Tapia.

Desde el inicio de la historia de los asentamientos humanos, la concentración de poblaciones en un punto ha significado ventajas sobre esquemas más dispersos. La división del trabajo y la especialización han permitido el crecimiento de las ciudades y el avance de la civilización, hasta llegar a nuestros días, en que la mayoría de la población del planeta está agrupada en zonas urbanas.


Es innegable que las ciudades son vitales para el desarrollo de sistemas económicos y organizaciones sociales. De allí radica la importancia de la urbanización, pues define en gran parte la localización de los intercambios que se llevan a cabo en la vida económica, las ciudades proporcionan la red y los nodos, tanto para el transporte, como para las comunicaciones y los conocimientos.

Las ciudades sobreviven incluso en las situaciones más difíciles, pues sus efectos son mayores que la simple suma de sus partes: mientras mayor se el grado de urbanización y la escala del asentamiento, mayor es el porcentaje del producto nacional bruto que se concentra en ellas, llegando incluso al 85%.

Sin embargo las ciudades enfrentan retos considerables. La competitividad y la complejidad determinan objetivos que llegan a ser contradictorios: deben ser atractivas para los negocios y la inversión y al mismo tiempo conservar la calidad de vida para sus habitantes.