Muchas veces tendemos a asumir que el cambio de calendario traerá consigo un cambio dramático en la forma urbana de la ciudad. El caso es que, salvo contadas excepciones, la ciudad lleva una inercia cultural que impide cualquier intento de "comenzar de cero". La ciudad del futuro termina siempre pareciéndose bastante a la ciudad del presente, que es la herencia de la ciudad del pasado.

Sin embargo, el ejercicio clásico de visualizar el futuro sigue siendo una herramienta básica para analizar cuantitativamente el presente. Muchos de los problemas que estamos resolviendo hoy (contaminación, sobrepoblación, centralización excesiva) recibieron la atención debida porque alguien se molestó en decir "Si seguimos así, el resultado sería este...". Es por eso que en este espacio incluiremos diversos escenarios para el futuro de la ciudad, en un intento de dilucidar si vamos por el camino correcto... asumiendo que, como civilización, sabemos hacia donde queremos ir.

LA DESAPARICION DE LA CIUDAD POR DESCENTRALIZACION

Esta hipótesis empieza por hacernos notar que las grandes causas para establecer ciudades (dominio de un territorio, intercambio comercial, aprovechamiento de recursos naturales locales) ya no son válidas en un mundo en el que la distancia ya no es crítica y la descentralización es ineludible. De acuerdo a este punto de vista, las personas ya no requieren estar cerca de un centro para sobrevivir, pues las nuevas tecnologías de comunicación e información permiten que cualquier persona consiga lo que necesite sin estar nunca realmente aislada. También se dice que, si la persona ya no está atada a su trabajo ni a sus fuentes de educación (ya que pueden contactarse de manera virtual), podrá elegir su lugar de residencia sin importar siquiera si se encuentra dentro de un asentamiento establecido.

En este escenario, la ciudad tiende a desaparecer por baja densidad ("urban sprawl"). Los suburbios, que tienden siempre a eliminar el espacio público, se vuelven pequeños feudos privados que carecen de la integración e identidad de una ciudad en el sentido tradicional. Las actividades no son ya heterogéneas, y la vida comunitaria se da de una manera controlada (no espontánea). Por otro lado, parece que los problemas de transporte se reducen, los recursos locales se conservan mejor y los problemas sociales se atenúan.

LA REDENSIFICACION DEL HABITAT

El escenario anterior de ninguna manera es sustentable. El uso del espacio abierto de manera indiscriminada es más un problema a resolver que una tendencia viable para el futuro. Es por eso que algunos visionarios como Paolo Soleri (en su proyecto de "Arcosanti") proponen una redensificación del hábitat humano en un intento de conservar los recursos que nos quedan. En estas "arcologías", la densidad se incrementa, y una comunidad humana vive en espacios centralizados cerrados en donde todo se encuentra a corta distancia, la energía se emplea de manera racional y los recursos se optimizan. El hábitat en sí recibe una atención especial, y arquitectónicamente es una solución novedosa, aunque un tanto impositiva desde el punto de vista ideológico.

Las arcologías aspiran a ser autosuficientes en todo sentido, completamente independientes de los asentamientos que hoy conocemos como ciudades y respetuosas de los recursos locales. La población que viviría en ellas formaría una comunidad que se asemeja a los poblados de antaño, en donde una fuerte identidad, un sentido de territorialidad y la necesidad del sacrificio individual por el bien común reemplazarían al esquema actual cada vez más globalizado y a la vez egoísta. El único problema es que todo esto se logra en detrimento de la libertad individual, ya que las opciones de forma de vida se reducirían necesariamente.

¿Y QUE PASARÁ DESPUÉS?

Idealmente, existirían otras opciones para el hábitat humano aún cuando no lográramos ninguna propuesta sustentable a largo plazo en la tierra. El proyecto de Biósfera II buscaba precisamente esto, en un sistema de soporte de vida para una pequeña comunidad humana que no requiriera nada de su entorno mas que luz solar y no produjera ningún contaminante, reciclando todos sus materiales de desecho. Desafortunadamente, lo único que aprendimos es que ignoramos demasiado acerca del funcionamiento de Biósfera I (nuestro propio planeta) como para poder reproducirlo a escala. Todavía es un sueño irrealizable el colonizar otros mundos, ya sea con estaciones espaciales o "terraformando" otros mundos. Esto nos deja en una posición muy difícil respecto a lo que podemos esperar del futuro de la ciudad. Probablemente, lo más importante es no dejar que los problemas urgentes nos impidan ver los importantes, ya que la planeación, con todas sus limitaciones, sigue siendo la única herramienta viable para crear un futuro mejor.