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Corriente de pensamiento en donde la ciudad es vista como una empresa, en donde el gobierno está condicionado a la perspectiva económica pero no importa si no existen objetivos compartidos con la comunidad. Bajo esta visión, todo aquello que no genere rentabilidad, no debería implementarse. Tanto la infraestructura como los programas de gobierno se emprenden para generar resultados tales como la productividad o el desarrollo económico, sin una evaluación del impacto social de cada propuesta. Las ciudades que emplean estos criterios suelen generar resultados favorables en sus indicadores macroeconómicos, mismos que no siempre llegan a reflejar bienestar para los sectores más necesitados, pero pueden a la larga generar también condiciones de competitividad ventajosas a largo plazo. |