El rezago social y el atraso tecnológico que
nuestro país continúa arrastrando, aunado al fenómeno de la globalización,
imponen grandes retos a las futuras generaciones de arquitectos mexicanos. Por
ello, la educación debe procurar el desarrollo de la creatividad en los
educandos, el conocimiento profundo de nuestras raíces y de
nuestra historia; el desarrollo del pensamiento crítico y el fomento de las actitudes
y los valores morales.