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2005.
ARQUITECTURA
MEXICANA: Raíces y Futuro (continuación).
Desde la arquitectura mesoamericana, que entablaba un íntimo diálogo
con el paisaje y el patio colonial con su potencial para crear microclimas a
través de los elementos naturales, hasta las soluciones contemporáneas
en donde la arquitectura y el diseño se integran, se percibe el reconocimiento
de la relevancia del entorno y la necesidad creciente de respeto al medio
De allí han surgido respuestas como la que Luis Barragán ha aportado
como autor icónico de nuestro pueblo a nivel internacional. Sus conceptos
de Magia, y Sorpresa aplicados a una arquitectura calificada de emocional son
un cuestionamiento directo al funcionalismo crítico que el mundo esgrimía.
Son expresión sencilla y elegante a la vez de un pueblo para el cual
el uso espontáneo del color, el muro, la naturaleza y la luz es un legado
inolvidable, aún en nuestros días.
Sin embargo, la trayectoria de la arquitectura mexicana no se detiene aquí.
Los diferentes periodos históricos, que han dejado su sello en el patrimonio
construido de nuestro país, han tenido impactos diversos que deben estudiarse
para poder responder cabalmente a la pregunta inicial que busca una interpretación
contemporánea válida para nuestro mundo globalizado.
Es entonces cuando el estudio y el análisis de las respuestas de nuestra
cultura a las influencias exteriores nos permite entender el lugar que la arquitectura
mexicana ocupa en el entorno mundial y su futuro.
Basta con mirar a la escasa producción arquitectónica postmoderna
y deconstructivista de nuestro país para entender que las raíces
filosóficas y culturales tienen relevancia en una profesión que
cada vez más parecería que tiende a la imitación formal
en una aparente búsqueda de un lenguaje universal.
El primer estilo, el postmoderno, aunque contó con muy respetables conversos,
es ahora aparentemente ajeno a nuestro legado cultural, mientras que el segundo,
a decir de los críticos, no ha tenido cabida fuera de las aulas donde
se enseña y ensaya la profesión.
El desarrollo actual parece pues encaminarse a la exteriorización de
una cultura nacional y un cambio tecnológico en términos formales
y en el manejo de los materiales. El resultado de reinterpretaciones sucesivas
pero con una sola arquitectura como fuente creativa.
Bajo esta óptica, y ante la escasa capacidad del postmodernismo de reflejar
una serie de valores universales, se habla hoy de un regreso a la arquitectura
moderna, que a la manera de ser en nuestro país, no se agotó.
Sin embargo, está fuertemente influida por formas que pretenden ser radicales
y contemporáneas sin realmente serlo.